La normalización internacional, realizada por fabricantes, usuarios y administraciones, y aprobada por organismos acreditados, facilita la adaptación de los productos a los fines a los que se destinan, protegiendo la salud y el medio ambiente y son una referencia necesaria de confianza entre cliente y proveedor. Las normas que atañen a los reguladores de presión son dos: EN-5171 y EN-2503.